MEDITACION CON LA ENERGIA DE LA VIDA

MEDITACION CON LA ENERGIA DE LA VIDA

La Infinita Vida que en el Cosmos es llamada la Virgen Celestial, es llamada por los orientales en el microcosmos-ser humano Shatki o Kundalini, palabra que significa “enroscada como una serpiente”. La portentosa energía que en el cosmos ha dado origen a todo cuanto existe, es la misma energía que en nuestro microcosmos-cuerpo permite, cuando realizamos el connubio, que seamos progenitores; cuando se desplaza al corazón, que amemos; al cerebro, que pensemos; a la laringe, que podamos exteriorizar nuestras ideas; a los músculos, que podamos movernos, caminar, etc. Esa energia, dicen los orientales, se encuentra escondida en la base de nuestra espina dorsal y es justamente esa fuerza, la que en repetidas oleadas de sublimación debemos dirigir al corazón, en donde un átomo de naturaleza espiritual y cósmico, llamado el átomo del Cristo, podrá ser despertado algún día. No se puede en un mes, ni en un año, ni en una vida siquiera; son vidas enteras de trabajo interno hasta llegar a alcanzar la estatura espiritual que alcanzó el Señor Jesús, Por eso él dijo: “lo que yo hago, haréis vosotros y cosas más grandes haréis”. Para llegar a esa magnitud espiritual fueron muchas encarnaciones de ese gran ser para alcanzar lo que logró, 

La práctica que vamos a describir es el mismo camino que él y los grandes instructores de la historia han seguido. Sentado derecho, sin reclinarse en el espaldar de la silla, las manos colocadas sobre los muslos, con las palmas hacia abajo o hacia arriba o la una sobre la otra o entrelazadas, como se sienta más cómodo, los pies juntos adelante y atrás para cerrar el campo magnético personal aislándose del entorno, que tiene como finalidad aislarse del entorno magnético externo para concentrarse e interiorizarse mejor. Después, con los ojos cerrados, dirigir la atención a la base de la espina dorsal imaginando que allí se encuentra una radiante LUZ. Esa Luz es Vida, es la Vida Cósmica que forma parte de nuestra vida. Cuando esa Vida, esa Energía que está en la base de la espina dorsal se acaba, nuestra encarnación finaliza y tenemos que abandonar el cuerpo, es decir, se dice que se ha fallecido. Mientras tengamos esa Energía estaremos vivos, sanos y con posibilidades de ser inteligentes, sabios, bellos, espirituales, armoniosos. 

Al inhalar, imaginar que esa luz se eleva por el centro de la columna vertebral, hasta llegar a la altura del corazón. Luego con la imaginación entregamos esa luz al corazón, y al entregarlo, observamos como un átomo que allí se encuentra, se convierte en un radiante Sol que irradia del pecho sus rayos de luz hacia toda la humanidad y hacia toda la creación, llevando un mensaje de paz y de amor. Así durante unos momentos se inhala y con la imaginación se dirige esa luz al corazón, y al exhalar convirtiéndola en un Sol, se desca paz y amor a todos los seres. Luego, si se desea, al exhalar se pronuncian bien sea con la lengua del pensamiento o audiblemente los siguientes mantram varias veces seguidas: OM (varias veces), y luego OM Mani Padme Hum (varias veces). 

Cada vez que decimos OM, OM, OM, es como si se dijera Amor, Amor, Amor, y cuando es OM Mani Padme Hum, es una súplica a que Dios comulgue con nosotros en nuestro corazón. OM, monosílabo que no le pertenece a la sabiduría milenaria de la India, pues es una palabra que surgió en Atlántida, deambuló hacia Oriente y ahora la estamos reconociendo. OM Mani Padme Hum, palabra que en esencia es: “mi Dios, mi Padre, yo estoy en Ti y Tú estás en , llenadme con Tu Luz, con Tu Vida, con Tu bondad, con Tu amor”. Al pronunciar solamente OM una y otra vez, repetir con la lengua del pensamiento “amor, amor, amor…” e imaginar como se inflama de luz, como un sol, nuestro corazón, el chakra cardíaco. 

Después, una meditación imaginando que en el corazón se encuentra un átomo de luz, que es actualmente un Sol en miniatura, pero que algún día será un Sol tal como el Señor Jesús lo fue: un Sol de Amor, de Sabiduría, de magia espiritual. Tratemos en nuestra meditación de localizar ese sol en nuestro corazón y de compenetrarnos con su luz. Para terminar, pronunciar el sagrado mantram Amen por tres veces. La respiración es la misma, con la imaginación y la inhalación, elevando la luz, llegando al corazón y luego pronunciar Amen, Amen, Amen. Eso es lo que simbólicamente hizo el Señor Jesús. “Bajó a los infiernos y re-ascendió a los cielos por su propia virtud”. Si día tras día hacemos este trabajo, lograremos con todo el respeto por las creencias de todos los credos lo que el Señor Jesús, porque él nos lo prometió y porque él era uno de los Hierofantes de la Gran Jerarquía Blanca, porque él fue preparado en los templos R.C. de Egipto, de la India y de Israel.

ZERION

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